“Todo tiene su final, nada dura para siempre”. Así empieza esa famosa canción de Willie Colón y Héctor Lavoe. Una canción que suena más en el Caribe que en el territorio SUDOE, pero con un mensaje que nos sirve a todos y a todas.
Me cuesta ver hacia atrás, me he dado cuenta de eso en los últimos años. Me cuesta ver hacia atrás porque tampoco me gusta mucho mirar hacia adelante, en un ejercicio constante y retador de mantenerme en el presente, en el ahora.
No obstante, creo que AgroGreen SUDOE merece el ejercicio de recordar, de mirar hacia atrás y de agradecer el camino andado con profesionales y personas de una calidad humana que me llevo en el corazón.
No ha sido sencillo integrar la visión y opinión de personas de tres países, de tres territorios, de tres culturas, pero ha valido la pena, porque al día de hoy, el camino es más claro de cara al mañana.
A menudo, en conversaciones que participo, se filtra la típica crítica ligera hacia el tema de la sostenibilidad, esa que cuando se habla de cosas tan sencillas como reciclar la basura proclama “pero si al final después de recogerla la mezclan toda”, o, en escenarios más atrevidos, llega a proclamar que “el cambio climático no existe”, o que, si existiera, no podemos hacer nada.
Antes, cuando me pasaba esto, solía molestarme, era automático. Ahora, por el contrario, no me molesta, pero si llego a tener la oportunidad, cuento un poco cuál es mi visión del tema, qué he aprendido y qué me queda por aprender, porque no es un tema sencillo al que nos enfrentamos cuando hablamos de sostenibilidad. No se construye en un día, ni se alcanza con un proyecto de tres años, no, la sostenibilidad es un tema de todos los días, una cuestión de pasos, intergeneracional, comunitaria, de conciencia.
Para mí, lo más valioso del proyecto AgroGreen SUDOE ha sido eso, sentir que no es algo que simplemente va de un momento a otro en el espacio temporal, sino que se constituye como paso de algo más grande que él mismo en un largo camino, un cambio de conciencia, un cambio de paradigma, que, aunque no lo veamos tan evidente e inminente, tarde o temprano nos tocará enfrentar.
A la par de esto, igual de valiosa ha sido la gente con la que hemos tenido la suerte de participar en este proyecto. En España, Francia y Portugal nos hemos encontrado a lo largo de estos últimos tres años con personas que hicieron que AgroGreen SUDOE fuera posible. Cada semana de muestreo, taller y actividad contó siempre con el apoyo local de gente que cree en el cambio, de mujeres y hombres que creen en la posibilidad de ser un poco mejores con cada día que pasa. A ellas y a ellos, gracias.
Y aunque el final de AgroGreen SUDOE se acerca cada vez más, el camino sigue, y quienes en estos tres años participamos y colaboramos para propiciar sistemas agroalimentarios más sostenibles en el territorio SUDOE nos llevaremos nuestras experiencias y lecciones aprendidas a otros lugares y otros proyectos, para seguir intentando sumar en un mundo complejo, teniendo siempre presente el valor de hacer bien las cosas.
Texto y fotografía de Hamid Yammine,
investigador del CEIGRAM y del proyecto AgroGreen SUDOE.
El pasado viernes 25 de noviembre AgroGreen SUDOE estuvo presente en la "Jornada de buenas prácticas en la gestión de residuos agroalimentarios", organizada por Hub Iberia Agrotech (HIBA) EU. Durante esta jornada, se presentaropn distintas iniciativas a nivel europeo que proponen de una u otra manera una reducción de los residuos agroalimentarios a través de la implementación de buenas prácticas en distintos sectores.
Hamid Yammine, responsable de comunicación en el proyecto AgroGreen SUDOE, llevó a cabo durante esta jornada una breve presentación del proyecto (1:22:32), exponiendo los objetivos del mismo y algunos resultados que se han obtenido al día de hoy.
A continuación, podéis ver en diferido lo que fue la jornada:
Jornada de buenas prácticas en la gestión de residuos agroalimentarios
Recently, AgroGreenSUDOE researchers Gabriela Rodrigues and Teresa Rita participated in the IX National Congress on Irrigation and Drainage in Portugal.
They had the opportunity to display a poster related to the AgroGreen SUDOE project, named "Design of more sustainable agricultural production strategies within the SUDOE territory: case study of Vale do Sorraia". In this poster, they presented the main goals of the project, described all the field work done during the two years of the project and also explained what the expected results are at the end of the project.
"Design of more sustainable agricultural production strategies within the SUDOE territory: case study of Vale do Sorraia".
Additionally, Teresa Rita had the opportunity to exhibit a poster: "Drainage and leaching of nitrates in a maize plot irrigated by pivot in the Vale do Sorraia. Adequacy of the fertirrigation practices", related to her master thesis, that was done within the scope of the project. As the name suggests, it shows some results about the drainage and leaching of nitrates in that plot and also describes some of the field work that coincides with the field work done for the project.
Parabéns!
Teresa Rita also presented "Drainage and leaching of nitrates in a maize plot irrigated by pivot in the Vale do Sorraia. Adequacy of the fertirrigation practices".
En AgroGreen SUDOE estamos colaborando con universidades y entidades de España, Francia y Portugal, haciendo hincapié en la investigación de las mejores prácticas para ser más sostenibles a nivel medioambiental, sobre todo en lo que se refiere a la fertilización y el riego en explotaciones agrarias.
Uno de los objetivos específicos del proyecto AgroGreen SUDOE es"Co-diseñar, evaluar y proponer estrategias de gestión agrícola sostenible para los cultivos en el sudoeste de Europa".
El objetivo principal del proyecto AgroGreen SUDOE es "Conservar y proteger el medio ambiente y promover la eficiencia en el uso de los recursos".
Maria Teresa Rita and Gabriela Rodrigues, Research fellows from the Agrogreen-SUDOE Project in the Instituto Superior de Agronomia (Universidade de Lisboa), have been doing some field work in the last week in the framework of the project.
In the first two photographs, Gabriela is collecting the greenhouse gases in the riparian zone from the Sorraia River (Coruche, Portugal) and in the corn field.
Manual chambers in the riparian zone of the Sorraia River.
In these other pictures, Teresa is installing the humidity probes to collect data for the project.
Installation of the humidity probes.
Sampling in the riparian zone of the Sorraia River.
FADEMUR y UPA han celebrado una jornada del proyecto Agrogreen-SUDOE para ahondar en técnicas innovadoras para producir alimentos de forma sostenible.
La sostenibilidad, lejos de ser una opción, es una obligación para los agricultores y agricultoras de todo el mundo. La agricultura del sur de Europa es ejemplar en muchos aspectos, por su diversidad, su resiliencia y su capacidad para adaptarse a entornos climáticos complejos. Ahora además pretende convertirse en un campo de pruebas para producir alimentos adaptándose al cambio climático.
El proyecto Agrogreen-Sudoe es uno de los ejemplos de colaboración entre entidades con mucho que decir en el futuro de la agricultura y la alimentación de toda la sociedad. Organizaciones de agricultores y agricultoras, como UPA y FADEMUR, en el caso de España, están colaborando con universidades, como la Politécnica de Madrid, el Centro Superior de Agronomia portugués o el Centro de Investigación Científica de Francia para desarrollar experimentos que enseñen a los productores a producir más con un menor impacto.
Carmen Galea, del equipo CEIGRAM-UPM, durante la última campaña de muestreo en Madrid del proyecto AgroGreen SUDOE.
El proyecto comenzó hace varios meses y sus socios se han reunido hoy en el Centro Nacional de Tecnología de Regadíos (CENTER), dependiente del Ministerio de Agricultura, en San Fernando de Henares (Madrid). Allí han analizado estos primeros compases del proyecto y los resultados de las primeras prácticas innovadoras puestas en práctica. Gracias a Agrogreen, se han instalado sondas de humedad en campos de secano y regadío, se está investigando los gases de efecto invernadero que emiten distintos tipos de suelos y se está recabando numerosa información sobre aspectos como la fertilización o el riego que dará lugar a una aplicación con recomendaciones para agricultores.
El papel de las agricultoras
Las agricultoras quieren estar a la vanguardia de la producción sostenible. En un momento en el que, como confirman los datos del reciente Censo Agrario, las agricultoras asumen cada vez más su papel como jefas de explotación, el papel de las mujeres como productoras de alimentos cobra una gran relevancia y, como señalan desde FADEMUR, el compromiso de las agricultoras y ganaderas con la producción sostenible es firme.
El proyecto Agrogreen continuará durante dos años, recabando información, realizando experimentos y jornadas de intercambio de conocimiento. El objetivo: difundir las mejores prácticas para reducir el uso de agua y optimizar la aplicación de fertilizantes, todo ello en un contexto en el que la producción de alimentos vuelve a ocupar su lugar como una actividad estratégica e imprescindible para toda la sociedad.
Instalar sondas de humedad en el campo permite reducir el agua de riego un 30%.
Estamos desarrollando un innovador proyecto para ser -aún- más sostenibles en el campo. Investigamos cómo optimizar la fertilización y el riego en nuestros campos utilizando la agricultura de precisión. En este vídeo puedes ver un buen ejemplo. 🛰️🌱 Gracias al proyecto #Agrogreen, coordinado por la Universidad Politécnica de Madrid y que cuenta con la colaboración de UPA, se han instalado sondas de humedad para permitir a los agricultores reducir el agua y los fertilizantes necesarios para los cultivos.
PROYECTO COFINANCIADO POR EL PROGRAMA DE COOPERACIÓN INTERREG V-B EUROPA SUROCCIDENTAL (SUDOE) A TRAVÉS DEL FONDO EUROPEO DE DESARROLLO REGIONAL (FEDER)
El cambio climático es una evidente realidad, pero en el caso del sector agrario tiene la peculiaridad de que sus efectos tienen un doble sentido: los eventos meteorológicos afectan directamente a los cultivos y al ganado, y al mismo tiempo, determinadas prácticas de la agricultura y la ganadería también inciden en el cambio climático.
Elisa Plumed entrevista a Alberto Sanz Cobeña, profesor titular de la Universidad Politécnica de Madrid, investigador del Ceigram (Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales) y Coordinador principal del Proyecto AgroGreen SUDOE.
La Fundación Alternativas y la Fundación Daniel y Nina Carasso presentaron este miércoles, en el Real Jardín Botánico de Madrid, su ‘Libro Blanco de la Alimentación Sostenible en España’, en el que participaron los investigadores Alberto Sanz Cobeña, Eduardo Aguilera, Ana Iglesias y Tomás García Azcárate, con la coordinación de la también investigadora del CEIGRAM Ivanka Puigdueta. El volumen, en el que han participado más de 50 investigadores y profesional del tercer sector, identifica y propone las principales claves para lograr una transición hacia sistemas alimentarios sostenibles y resilientes. Este objetivo se plasma en cada uno de los 13 capítulos temáticos que componen el tomo, a través de una serie de propuestas con el propósito de conciliar el sistema alimentario con las necesidades del planeta y responder positivamente a la demanda de los españoles de una alimentación saludable, equitativa y respetuosa con el medioambiente.
Entre las recomendaciones que propone el Libro Blanco de la Alimentación Sostenible en España para acometer una transición justa y ecológica hacia sistemas alimentarios sostenibles y resilientes, destaca la necesidad de que la ciudadanía esté “bien informada y sea capaz de tomar decisiones de consumo conscientes, adoptando un papel de agente activo en el proceso, obteniendo la información necesaria desde las etapas educativas y practicando hábitos alimentarios sostenibles en los comedores escolares”. Una correcta educación alimentaria, que llegue a toda la ciudadanía mediante estrategias de comunicación eficientes, debe contar, como requisito esencial, con una adecuada transparencia informativa para facilitar la toma de decisiones, guías alimentarias eficaces y una correcta caracterización y etiquetado de los alimentos.
Ivanka Puigdueta durante la presentación del Libro Blanco de la Alimentación Sostenible en España.
Un cambio en los marcos políticos e institucionales es otro requisito que el libro plantea para transitar hacia una alimentación sostenible. Sobre este punto, la compra pública de alimentos sostenibles puede generar un importante crecimiento de su demanda y redundar en potenciar unas relaciones económicas y laborales justas y transparentes para obtener alimentos de manera respetuosa con el medio ambiente. Asimismo, permitiría ofrecer alimentos más saludables a colectivos especialmente sensibles, como son los centros educativos, sociosanitarios o penitenciarios. Sin embargo, para avanzar en ello es necesario que la compra pública cuente con una legislación más adecuada que estimule su efectividad, mejorando la coordinación entre las distintas administraciones y reforzando la formación y capacitación del personal técnico y del liderazgo político.
El Libro Blanco también sugiere corregir las disfunciones del sistema alimentario, derivadas en muchas ocasiones de la falta de consideración de las externalidades negativas ambientales y sobre la salud que provoca el diseño inadecuado de los instrumentos financieros de las políticas públicas, o de una desigual distribución de los beneficios y costes del funcionamiento del sistema. En este sentido, es necesario “modificar la fiscalidad que se aplica a ciertas actividades productivas y a los propios alimentos” para mitigar los efectos externos negativos sobre el medio ambiente o la salud. También es importante “modificar los sistemas de ayudas, como los de la Política Agraria Común (PAC), y reorientarlos hacia modelos de producción respetuosos con la naturaleza, ya que no responden a las necesidades de unos sistemas alimentarios sostenibles y son nocivos para la salud de personas, animales y ecosistemas.
En lo que se refiere a la cadena de valor, esta ha de ser equilibrada, transparente, inclusiva y resiliente. Para ello, los actores implicados han de tener un reparto equitativo que permita cumplir con los Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) y conseguir una economía circular que integre a las explotaciones familiares, basada en la investigación e innovación, favoreciendo los productos locales y de temporada, los mercados campesinos y la agroecología. El suelo agrícola debe ser protegido, sobre todo en las zonas periurbanas y los seguros agrarios deben ser potenciados, así como el ahorro energético y las energías renovables.
Tomás García Azcárate durante la presentación del Libro Blanco de la Alimentación Sostenible en España.
Por otro lado, la producción alimentaria debe estar en equilibrio con la naturaleza. Desde una posición de respeto hacia el medio ambiente, la resiliencia y el empoderamiento de las personas que se dedican al sector agroalimentario cobran un papel primordial frente a un mundo globalizado y sometido al cambio climático. El modelo productivo debe ser capaz de generar rentas dignas y unas adecuadas condiciones de trabajo, incorporando a las mujeres al sector y protegiendo a los trabajadores frente a los elementos tóxicos y contaminantes empleados en la producción. A este respecto, el conocimiento científico, la innovación y el acceso a la digitalización deben ser herramientas básicas para el desarrollo del marco productivo que propone el Libro Blanco de la Alimentación Sostenible en España, además de una profunda consideración por la agroecología y la pesca sostenible.
Este primer Libro Blanco sobre la alimentación sostenible en España no tiene todas las soluciones pero sí es un punto de partida para lanzar un debate sobre cómo debería ser la alimentación en 2030. Medidas concretas dirigidas a facilitar la transición hacia un sistema alimentario sostenible desde un punto de vista sistémico. Es parte de la solución porque la alimentación es mucho más que alimentos, es un todo vista con el prisma filosófico del desafío de la reflexión y de no quedarse en el aspecto más cotidiano que encierra. Es también salud, agua, ciudades, ecosistemas, terrestres, clima, educación, empleo, industria, igualdad y el resto de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esta dimensión múltiple de la alimentación la convierte en un eje estratégico para trabajar de manera sistémica todos los ámbitos de la sostenibilidad. También, eje transversal de trabajo y de ideación de un nuevo habitar.
La Fundación Alternativas es un centro independiente de pensamiento y debate para la transformación política y social. Nació en 1997 con la voluntad de ser un cauce de reflexión y su misión es contribuir al pensamiento teórico y cultural progresista.
La Fundación Daniel y Nina Carasso trabaja para transformar el modelo de la sociedad actual en uno más ecológico, inclusivo y que permita el desarrollo en plenitud. Se compromete en dos grandes ámbitos que son la Alimentación Sostenible, por un acceso universal a una alimentación sana, respetuosa con las personas y los
ecosistemas, y el Arte Ciudadano, para el desarrollo del espíritu crítico y el refuerzo de la cohesión social.
Acompaña proyectos en Francia y en España, movilizando recursos económicos y humanos, así como desarrollando acciones propias con este fin. Impulsada por el objetivo del impacto social, fundamenta su acción en la investigación, los saberes empíricos, la experimentación, la evaluación y los aprendizajes compartidos. Creada
en 2010, la Fundación Daniel y Nina Carasso es una fundación familiar afiliada a la Fondation de France.
La hipoxia en el Mar Menor, los impactos negativos de la ganadería y agricultura intensivas, los altos niveles de contaminación en nuestras ciudades… Estos problemas medioambientales y de salud pública tienen un nexo: el nitrógeno.
Autor: Alberto Sanz Cobeña
He intentado resistirme, por lo que tiene de tópico, pero empezaré este texto haciendo referencia al nitrógeno atmosférico: casi un 80% del aire que respiramos es nitrógeno. Nitrógeno molecular (N2), para ser exactos. Hasta tenemos una canción de Mecano que nos lo recuerda. Como elemento químico, es uno de los componentes básicos de los aminoácidos que conforman las proteínas. Sin nitrógeno, sería muy complicada la vida tal y como la conocemos.
Estas dos afirmaciones conforman la «cara buena» del nitrógeno. Quienes trabajamos en el estudio de la sostenibilidad de los agroecosistemas sabemos muy bien que, a esta cara amable para la vida, la acompaña una bastante menos sonriente.
Hace tiempo, cuando comenzaba mi doctorado, en una de las primeras conferencias a las que pude asistir se presentó al nitrógeno como una suerte de doctor Jekyll y Mr. Hyde. La reunión era en Edimburgo, ciudad del fantástico personaje del gran Robert Louis Stevenson. En esa conferencia se debatía, entre otros temas, sobre la necesidad de construir y difundir mensajes claros sobre los desafíos medioambientales (y sociales) ligados los impactos negativos del exceso de compuestos nitrogenados en el medio, y la dificultad de dicha empresa. Más de una década después, tengo la impresión de que aún queda mucho por hacer. Y ello pese a la gran labor de investigadores como el profesor Mark Sutton, a través del impulso de iniciativas internacionales como la Declaración de Colombo de Naciones Unidas sobre contaminación por Nitrógeno, y de la grave incidencia que la liberación de compuestos nitrogenados a la atmósfera y las aguas tiene sobre nuestros ecosistemas y sobre nuestra salud.
Por qué el nitrógeno es esencial para el medio ambiente y la salud humana
Desafortunadamente, para nuestra salud y la de los ecosistemas que nos rodean, aquel colorido ciclo del nitrógeno (la circulación de nitrógeno en la biosfera a través de procesos bioquímicos y físicos) que estudiábamos en primaria y en la ESO ha dejado de existir. En su lugar aparece una cascada de compuestos nitrogenados altamente reactivos que, desde nuestros cultivos, granjas, automóviles e industrias, son liberados al medio suponiendo graves problemas medioambientales, sociales y económicos.
Representación simplificada de las pérdidas de compuestos nitrogenados que se producen debido a la entrada de nitrógeno en grandes cantidades a cultivos y sistemas ganaderos en forma de fertilizantes y piensos para alimentación animal. Adaptado de Sutton et al. (2011, European Nitrogen Assessment).
El nitrógeno es esencial en la producción agrícola. Sin embargo, de la gran cantidad de nitrógeno presente en la atmósfera, únicamente las leguminosas, gracias a la maravillosa simbiosis con bacterias de la familia Rhizobium, son capaces de utilizarlo. El resto de los cultivos necesita de la aplicación de fertilizantes para desarrollarse. El gran problema es que la mayor parte del nitrógeno que entra en cultivos, en forma de fertilizantes, y granjas, como parte de los piensos, se pierde. Hacia la atmósfera, en forma de amoniaco (NH3), óxido nitroso (N2O) y óxidos de nitrógeno (NOx), y hacia las aguas subterráneas y superficiales, como nitrato (NO3–). Cada uno de estos compuestos se relaciona con problemas diferentes ligados a la salud humana y/o de los ecosistemas, con importantes implicaciones económicas.
Contaminación agraria
El amoniaco es uno de los mejores exponentes de la enorme alteración del ciclo biogeoquímico del nitrógeno. La liberación de NH3 hacia la atmósfera es el primer paso de una serie de procesos que dan lugar a la formación de partículas en suspensión que, tras viajar metros o kilómetros, se depositan en superficies vegetales o el suelo. Tras su depósito, el NH3 puede dar lugar a procesos de acidificación del suelo, lo que altera la nutrición vegetal, o de eutrofización, lo que afecta negativamente a la biodiversidad. Se estima que más del 90% de la emisión de amoniaco tiene origen agrícola: suelos agrícolas fertilizados, con fertilizantes sintéticos o con estiércoles, y en la generación y gestión de estos últimos. Los sistemas ganaderos son otra muy relevante fuente de emisión de este contaminante, especialmente aquellos basados en animales monogástricos, como cerdos y pollos. La elevada densidad de animales en un determinado lugar supone la generación de ingentes cantidades de purines de muy difícil gestión: un grave problema bien conocido en varias regiones españolas.
Contaminación de las aguas
También conocemos ya las implicaciones de la contaminación por nitrato sobre la calidad de las aguas. Pensar en la hipoxia del Mar Menor nos ayuda a visualizar esos impactos tan dramáticos. Los fertilizantes, tanto los de origen industrial como los estiércoles, aplicados de forma no ajustada a las necesidades de la planta, lleva a la liberación de nitrógeno que alcanza las aguas superficiales y subterráneas, generalmente en forma de nitrato. Estos nutrientes son utilizados por algas que proliferan, bajo condiciones ambientales determinadas, dando lugar a los eventos que hemos visto en el Mar Menor, o a los que están acostumbrados quienes habitan en el entorno del Golfo de México.
Cambio climático
Unidos al amoniaco y al nitrato, otro compuesto nitrogenado de especial relevancia es el óxido nitroso (N2O) –no confundir con el dióxido de nitrógeno, NO2, del que hablaremos en el siguiente párrafo–, un potente gas de efecto invernadero de origen mayoritariamente agrícola. En suelos agrícolas fertilizados, la acción de microorganismos (bacterias y hongos) transforma el nitrógeno procedente de los fertilizantes, tanto sintéticos como orgánicos (estiércoles, sobre todo) en otros compuestos, liberándose en el proceso óxido nitroso, cuya acción como gas de efecto invernadero es 298 veces superior a la de la molécula de CO2. En las últimas décadas, las emisiones de este gas han experimentado un crecimiento muy importante debido al aumento en la fertilización nitrogenada de los cultivos en muchas zonas del planeta.
Calidad del aire en ciudades
Por último, en zonas urbanas, uno de los principales contaminantes que miden las estaciones de calidad del aire es el dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante atmosférico con graves impactos sobre la salud pública por su participación directa en la formación de partículas en suspensión con un tamaño lo suficientemente pequeño como para penetrar en nuestras vías respiratorias, causando enfermedades de tipo cardiovascular. Se estima que cada año tienen lugar más de 44 mil muertes de mayores de 14 años por la mala calidad del aire en nuestras ciudades. Además, el NO2 participa en la formación del ozono troposférico, otro de los contaminantes que más nos deben preocupar por su incidencia sobre la salud humana y de nuestros ecosistemas.
¿Qué podemos hacer?
La buena noticia es que existen opciones técnicas para mejorar la eficiencia en el uso del nitrógeno, tanto en nuestros sistemas agrícolas y ganaderos como en los núcleos urbanos. En el caso de la fertilización de cultivos, lo más eficaz es ajustar la dosis a las necesidades del cultivo vía, por ejemplo, estrategias de agricultura de precisión. En el caso de la fertilización con estiércoles líquidos (purines), la medida con mayor impacto es su incorporación al suelo durante o inmediatamente después de su aplicación. En los sistemas ganaderos existen medidas curativas centradas en filtrar el aire que sale de las granjas, otras enfocadas a las dietas del ganado, o en el almacenamiento de los purines. Una medida muy eficaz para reducir las emisiones de amoniaco sería redimensionar y relocalizar estos sistemas, de forma que se fomente una ganadería altamente ligada al territorio y en donde se favorezca la circulación de materia y energía: por ejemplo, que los estiércoles de ganadería sean reaprovechados en los campos de cultivo.
Desde el otro extremo de la cadena alimentaria también pueden implementarse medidas eficaces para reducir las pérdidas de nitrógeno y sus problemas asociados. Dietas menos sostenidas en la ingesta de proteína animal y una gestión de residuos orgánicos basada en el compostaje son también medidas de calado que llevarían a una mayor recirculación de nitrógeno, minimizando sus pérdidas al medio.
En las ciudades, la implementación de planes de movilidad que favorezcan el uso de la bicicleta, el transporte a pie y los servicios de transporte colectivo, en detrimento del transporte privado, son indispensables para la salud de quienes habitamos en ciudades medias y de gran tamaño.
Además de lo anterior, el primer paso para reducir estos impactos es conocerlos. Conocerlos y hablar de ellos.
¿Por qué no hablamos del nitrógeno?
Una de las principales razones tiene que ver con la complejidad de los procesos de los que hablábamos antes: unos compuestos nitrogenados, muy reactivos, que se transforman en otros, tanto o más perjudiciales que el anterior. Comunicar esto de forma clara y efectiva requiere de mucho tiempo. Tiempo y recursos. Y nuestro sistema de I+D+i adolece de ambos. La escasa valoración de las actividades de divulgación y transferencia dentro de la carrera investigadora tampoco ayudan.
En el caso de los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, existe una carencia notabilísima de periodistas con formación científica básica. Una vez más, la escasez de recursos y la precariedad, en este caso del sector periodístico, lastra el conocimiento y el interés general.
Por supuesto, no es descartable que existan intereses privados para retrasar el conocimiento público de los problemas, con un origen científicamente contrastado y conocido, derivados de prácticas y actores concretos. Pero, sin duda, el principal obstáculo en la expansión del conocimiento sobre los desafíos medioambientales (y sociales) a los que nos enfrentamos (y la alteración del ciclo del nitrógeno no es uno menor), es la falta de un plan ambicioso de formación científica básica desde los primeros estadios de la educación. Tener claro qué es el método científico, el rigor científico, la incertidumbre… conceptos fundamentales para entender (y aceptar) realidades y desafíos en un mundo tan cambiante.
Es hora de darle a los desafíos socio-ambientales a los que nos enfrentamos la importancia que tienen. Así pues, ¿y si hablamos de nitrógeno?
Alberto Sanz Cobeña es profesor titular en la Universidad Politécnica de Madrid e investigador en el CEIGRAM. Investigador Principal de proyectos de investigación competitivos que, como AgroGreen SUDOE, buscan incrementar la sostenibilidad de los sistemas agrícolas con especial foco en la liberación de compuestos nitrogenados al medio. Es coordinador, junto a Luis Lassaletta (CEIGRAM, UPM), del próximo Congreso Internacional del Nitrógeno, que tendrá lugar en Madrid en otoño de 2022.
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